Cronoterapia, como hacer cosas con palabras, inconstitucionalidad de la licuadora, Kant en un asado
En el blog
Publicamos estas reseñas de:
Ana Belen Gómez Diaz, sobre la buena administración (post que fue ilustrado con el temible “Admistraurio”, animal imaginario que ilustra el concepto y que preside este envío)
Stephanie Barclay y los derechos constitucionales como "razones protegidas"
Cronoterapia y cherrypicking
Con “cronoterapia”, el venerable Carlos S. Fayt le puso el nombre definitivo al manejo que la Corte hace de sus tiempos: puede resolver (lo ha hecho) casos en horas, y otros en lustros. “El tribunal no tiene plazos” recitan gravemente en off y en on frente a periodistas ansiosos, y la verdad es que eso es cierto (tan verdad como que se aprovechan de eso: nunca supimos si lo de Fayt era lamento o compadrada).
Los muy tímidos intentos de “agendizar” (fijar ventanas de tiempo para resolver casos que sabemos pendientes e importantes) fueron informales (eran un excel tentativo de fechas al viento) y ultimamente infructosos (a punto tal que la Corte dejó de intentarlo).
El otro superpoder es el cherrypicking, elijo las frutas que quiero comer, un manejo algo selectivo en la identificación de “caso”, lo cual le permite a la Corte navegar entre variantes “estrictas” (mostrame tu agravio sangrante en carne viva individualizado, y si no no tengo por qué decidir) y “amplias” (que explican casos como “Rizzo” antes, o más recientemente “Colegio de Abogados”) e incluso el recurso de hacer “obiter dicta” como en “Presidenta del Senado”). Sobre esto último escribió en Clarín Roberto Gargarella la nota que está en este post, a partir del fallo de la Corte que utilizó la vereda ortodoxa para decir que no hay caso en dos impugnaciones al DNU 70/2023 (“La Rioja” y “Rizzo”). Diremos esto: molesta menos la estrechez del criterio, que la impredecibilidad.
Porque por más precedente, robustez y gravitas que haya en los fallos, la combinación de cronoterapia y cherrypicking desgasta fenomenalmente la pretensión de neutralidad del tribunal y eso es un problema muy serio.
Como hacer cosas con palabras
Considérese esto como la versión curada de este experimento de twitter de 2021 (!), en el que me proponía hacer hilo colectivo sobre expresiones de derecho "metafóricas" que tienen copyright ("inventor" conocido).
Les paso los ejemplos:
Rawls: velo de ignorancia, posición original, lotería de la naturaleza, equilibrio reflexivo, consenso superpuesto (como dijo Tomas Fernández Fiks, es un montón para alguien que decía que su “Teoría de la Justicia” no tenía mayor pretensión de originalidad)
Garzón Valdés: coto vedado y, en el mismo sentido: Ferrajoli, esfera de lo indecidible.
Nino: no se si es de él, pero para muchos dispara inmediatamente anomia boba.
Dworkin: aguijón semántico, derechos como “cartas de triunfo”, novela encadenada (parece la canción de Ghost).
Nozick: restricciones laterales.
Alchourrón: Libro y Sistema Maestros.
Gargarella: sala de juegos y sala de máquinas.
Roberto Mangabeira Unger: pequeño y sucio secreto (parece el título de un bolero algo kinky).
Hart: zona de penumbra (otro título de bolero)
Merkl: pirámide normativa (el verdadero autor, que empujó una pelota que había pateado Kelsen, pero igual todos le dan el gol a Kelsen)
El general Charles Dunlap: lawfare.
Algunas de ellas no son muy conocidas: dejaremos para otro envío el “efecto diapasón” de Natalia de la Torre que merece seccioncita propia.
Llenar la Corte: 4 temas
Nominar antes de que vaque. Recordemos que hay dos pliegos, pero la vacante es hoy una (por eso García Mansilla está en el casillero para sustituir a Maqueda, que da las hurras el 28 de diciembre al cumplir 75 años). Una pregunta es si es viable una nominación anticipada, para una vacante que no surgió. Es esto usual en el sistema USA y no veo problemas de constitucionalidad.
Lijo. “A diferencia de los integrantes actuales de la Corte Suprema, el juez Lijo no es una persona académica o intelectualmente reconocida en ningún sentido”. El encomillado es de esto que firmamos en capítulo local ICON, y para más INRI vean The Pagni Moment.
Nominar dos varones. Suspendiendo un poco el motor de la argumentación jurídica, la verdad es esta: en qué cabeza cabe que en una Corte que tiene cero mujeres vas a mandar nominaciones de dos varones. Pero también hay argumentos jurídicos. Patricio Méndez Montenegro escribió esta nota al respecto. Hay una presentación que hizo Andrés Gil Domínguez, y una articulada en formato “impugnación” que explica las razones suscripta por varios profesores de derecho (que firmamos al pie).
Y el papelón que no miramos. Que transcurre en otra Corte que debe ser llenada. Mientras todo esto sucede, se fue Genoud y la Suprema Corte de Buenos Aires (el tribunal provincial que más volumen jurisdiccional tiene) se quedó con tres jueces y cuatro vacantes. Grosero déficit que impone la necesidad de normalizar el tribunal. Aca un somero panorama de nominaturas.
El fallo destacado: inconstitucionalidad de la licuación de deudas por prohibición de indexar.
Hablando de la SCBA, veamos el cuadro del voto del Juez Soria en “Barrios c. Lascano”, claramente el fallo bomba de esta quincena.
Qué significa esto: la Ley de Convertibilidad, en la parte pequeña que todavía rige (art. 7 ley 23.928), mantiene la prohibición de indexar (o sea: atar cualquier deuda a un índice). La pregunta que se plantea es como actualizar una condena desde que se sentencia hasta que se paga, La versión estándar era aplicar “tasas bancarias”, y funciona más o menos bien a consecuencia de que estas no se disparen groseramente de la evolución del índice de precios. Pero cuando la brecha entre ambas se amplía, como muestra el cuadro, el crédito se licúa (con un plus: da el incentivo al deudor para hacer todo lo posible para dilatar el pago, pues cada vez tendrá que pagar proporcionalmente menos.
El argumento es bastante evidente, y este fallo puede sentar jurisprudencia general sobre un punto que se ha mantenido como un dique desinflacionario a costa de la integridad de los créditos.
Ética aplicada: tips de Emanuel Kant para pasarla bien en un asado
Circulo en formato memético, pero el texto completo es buenísimo. Lo que sigue es traducción de este viejo post de 2010 en un blog que nunca supimos que existía, y la fuente es el mismisimo Kant en este libro. Nos tomamos la libertad narrativa de usar “asado” por “cena”, y brindamos al cielo en su homenaje en el día de su cumpleaños numero 300.
Desde el punto de vista de Kant, cenar solo es malo para un filósofo: fomenta el 'autoconsumo intelectual' que conduce a una falta de vitalidad. Comer con al menos un compañero, por otro lado, permite un buen intercambio de ideas. Nuevo material para el pensamiento fluye en la mente de manera natural, sin ninguno de los esfuerzos forzados requeridos al buscar nuevos temas por cuenta propia. Como Kant lo expone en la Antropología en sentido pragmático, la vida que mejor armoniza con nuestra humanidad es aquella que implica, de manera regular, buenas comidas con buena conversación. En tal vida, nuestra necesidad de nutrición, sin ser perjudicada o acortada de ninguna manera, se convierte en un instrumento para el disfrute social y el pensamiento filosófico: descanso y reflexión unidos como uno solo. A la luz de esto, Kant nos ofrece algunos consejos para ser un buen anfitrión de cenas (los puedes encontrar todos en Antropología, si crees que estoy bromeando):
(1) El número de invitados debe seguir la regla de Chesterfield: no menos que las Gracias (es decir, tres), no más que las Musas (es decir, nueve).
(2) La cena debe existir no solo para la satisfacción física sino también para el disfrute social. (Esta es la razón de los límites en el número de invitados).
(3) Cualquier cosa indiscreta que se diga en la mesa se queda en la mesa: hay una santidad moral en la cena, y un deber de secreto, porque sin la confianza que estos posibilitan, es imposible tener una cultura agradable. Esto no es solo una cuestión de gusto; es una cuestión de las condiciones fundamentales que permiten el libre intercambio de ideas en la interacción social.
(4) Cuando la cena está completa y hay suficiente tiempo, la conversación durante la cena debe pasar por tres etapas: (a) Narración, es decir, intercambio de noticias (b) Raciocinio, es decir, discusión animada sobre la diversidad de opiniones en la mesa (c) Broma, es decir, juego de ingenio
Así, la conversación siempre debe comenzar con la presentación de material pertinente y personal, luego pasar a una discusión animada hasta que, cansados del arduo trabajo de argumentar y razonar, todos se relajen en charlas más ligeras que lleven a la risa. Según Kant, con su escepticismo alemán del siglo XIX sobre cuánto podría interesar a una mujer una conversación intelectualmente densa, cuando hay mujeres presentes la última etapa es especialmente importante, para que al responder a las bromas puedan mostrar sus propios méritos intelectuales.
(5) Nada de música durante la cena. Kant considera esto como una de las innovaciones más absurdas de su época.
Obviamente, la vitalidad es la clave para una cena exitosa. Afortunadamente, Kant también nos ofrece pautas para ello:
(6) Elegir temas de conversación que interesen a todos y siempre dar a las personas la oportunidad de agregar sus propios temas, si son apropiados.
(7) Nunca permitir un silencio prolongado. Puede haber pausas momentáneas en la conversación, pero no más.
(8) No cambiar el tema a menos que sea necesario y especialmente no saltar de un tema a otro. La conversación debe fluir de manera natural y exhibir una unidad orgánica propia. La razón de esto es que en un simposio, como en un drama, la mente se ocupa en parte recordando lo que ocurrió anteriormente y vinculando las diversas fases. Una conversación que cambia constantemente de temas es tan desconcertante como una obra que cambia constantemente de temas y temas.
(9) El dogmatismo debe estar absolutamente prohibido, ya sea por parte del anfitrión o de los invitados. Cuando las personas se ponen demasiado serias e insistentes, comienza a hacer bromas para desviarlas de vuelta al juego en lugar de al negocio.
(10) Cuando surgen conflictos serios que realmente y verdaderamente no pueden resolverse, la autodisciplina es esencial para que las pasiones no se caldeen demasiado. El tono es absolutamente esencial; incluso si se abordan temas muy serios, se debe hacer todo lo posible para evitar cualquier distanciamiento de los invitados entre sí.
Kant admite que estas leyes de refinamiento son insignificantes en comparación con las leyes morales serias, pero insiste en que todo lo que promueve la sociabilidad razonable es conducente a la virtud. A sus ojos, el purismo del cínico y la mortificación del anacoreta son formas fácilmente distorsionadas de virtud porque hacen que la virtud sea fea y poco atractiva. El verdadero filósofo está en la cena.
Las implicancias de esto son, por supuesto, algo mayores que las cenas; el punto de hablar sobre “cenas” en absoluto es el de perorar sobre el papel de la sociabilidad en la vida humana razonable. Los seres humanos no pueden simplemente descansar sobre sus laureles sino que deben hasta cierto punto hacerse animales racionales viviendo una vida adecuada para animales racionales. La sociabilidad restringida pero animada es precisamente el tipo de cosa que contribuye a esto, y Kant en su propia experiencia (¡muy de soltero!) no conoce ejemplos más perfectos de sociabilidad razonable que sus cenas, por las cuales, de hecho, era bastante famoso y de las cuales, se puede decir, estaba bastante orgulloso.
Además, esto concuerda bien con la insistencia muy fuerte de Kant en que hay momentos en los que deberías darle un descanso al pensamiento filosófico duro. Critica severamente la práctica de leer o tratar de pensar en cuestiones filosóficas mientras se cena solo; piensa que, al forzar a la razón a volverse hacia adentro sobre sí misma, crea condiciones patológicas del pensamiento y una especie de hipocondría, ya sea literal o figurativa. Crea desorden y te empuja hacia la locura. Comer socialmente, por otro lado, le da al intelecto relajación y espacio para recuperarse mientras no permite que se detenga. Sus beneficios no son automáticos, pero sí permiten encontrar el punto medio entre la cantidad mínima saludable de pensamiento y la cantidad máxima saludable de pensamiento. Y tenemos un deber moral hacia nosotros mismos y hacia los demás de no encerrarnos en nuestras propias mentes.
Obiter dicta: marchamus
Yo me formé en una universidad pública, me especialicé y doctoré en otras, enseño en otra. Puedo decir que eso fue muy importante para mi, pero no es el punto. Las universidades públicas son una cadena de valor que excede el rol triste de factoría de títulos en el que algunos quieren encasillarlas. Son en muchos sentidos una feliz anomalía que genera intangibles en forma de bienestar social y construcción de ciudadanía y democracia. Esto no es compatible con ser el sujeto de una política abierta de acoso y derribo que va mas allá de una pulseada presupuestaria, pero que empieza por ahí y nunca se sabe donde termina.
Novedades de derecho público en Iberoamérica
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Y esto es todo
¡Hasta la próxima semana!
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